jueves, 4 de septiembre de 2014

EL CAMINO EMPIEZA AL FINAL DEL CAMINO

Tengo pendiente desde el año pasado un post sobre el Camino de Santiago, así que aquí estoy oyendo una playlist del Camino (para ambientarme) y dispuesta a contaros mis dos experiencias.

Siempre había dicho que no haría el Camino nunca, menos mal que los cuarenta me dieron madurez y me empujaron a hacer cosas por primera vez, porque ésta es una experiencia vital que todo el mundo debería vivir.

En Julio de 2013, lo hice con mi amiga Margarita y fue simplemente especial. Hicimos el Camino Francés desde O Cebreiro, con ola de calor y mucha gente, pero fue una experiencia irrepetible. Hacerlo con alguien que no es gallego ya es un plus porque como los paisajes le resultan extraños y maravillosos, puedes compartir grandes charlas sobre lo maravilloso que tenemos en Galicia (eso nos encanta a los gallegos) y si además lo haces con alguien que te enseña que hay algo más (“epistemológica”, arboles centenarios que te dicen cosas, y meditaciones necesarias) simplemente hace de esa semana un conjunto de recuerdos inolvidables, y el valor de ser el primer camino, el que nunca se olvida.
Pensé en escribir sobre las etapas que hicimos,  pero eso es algo que se puede encontrar en cualquier guía así que simplemente os voy a contar todas las cosas que aprendí de ese Camino:
·        Que en la vida para sobrevivir solo se necesitan dos pantalones y dos camisetas
·        Que el exterior no importa, es más importante el interior (menos camisetas y más bragas, ilustra muy bien este aprendizaje)
·        Cada uno debe llevar “su mochila”
·        Todos tenemos “mochilas” lo importante es hacerla bien para que sea fácil su transporte
·        Ducharse dos veces al día es un lujo
·        Los padres a veces cargan de mochilas a sus hijos y eso no es justo, y a veces los hijos son lo que son porque sus padres “los mandan junto con la mochila en un taxi” cuando ellos sólo querrían hacer el camino de la mano de ellos
·        Que la homeopatía y la química son compatibles y necesarias cada una de ellas en distintos casos
·        Que “el amigo sensible” es un juego divertido y que acerca a la gente
·        Que estar en contacto con la naturaleza te trae optimismo
·        Y que ser feliz y reírse se consigue subiendo  unas escaleras como si subieras el Himalaya y  doliéndote hasta las pestañas.

Tras la fantástica experiencia del año pasado en Julio de 2014, lo hice con mi amiga Elisa y fue fantástico. Hicimos el Camino Norte desde Lourenzá, esta vez sin calor y prácticamente solas, estuvo genial. Aquí hubo menos espiritualidad, jajaja, pero cuanta charla sobre positividad y sobre poder si uno quiere y se lo propone.
Pudimos dormir siempre en albergues públicos, lo que hizo que durante siete días tuviéramos una especie de “familia de viaje”. Esta vez los paisajes no marcaron tanto el Camino porque eran etapas por donde prácticamente hemos pasado toda la vida, pero pensar que desde nuestras casas llegamos a Santiago (donde hemos estudiado) ha sido simplemente fantástico.
En este Camino  he aprendido:
·        Que a veces somos más fuertes de lo que pensábamos y podemos con “la mochila” todos los días
·        A no juzgar a la gente de entrada
·        Que una “ampolla” no te amarga la vida si no le dejas
·        A ser flexible, se puede dormir en sitios y “entre mantas” que nunca creeríamos
·        Que si te lo propones se puede “llegar” a Santiago o a donde quieras
·        Que la cabeza tiene más poder que el físico
·        Que esforzarte en ayudar a alguien en sus años más difíciles siempre trae una recompensa
·        Que con la mochila “mas ligera” del camino se llega
·        Que una pastilla de jabón te hace la vida más fácil
·        Que unas planchas del pelo “a veces” también necesitan que se las pasee por el mundo
·        A que “el padre de mis hijos” va a ser soso
No sé si esto habrá resumido bien lo que han significado para mi estas dos experiencias, simplemente decir que han sido FANTASTICAS y que después de ellas hay cosas que han cambiado para siempre. Además no pienso renunciar a reírme como una loca una semana al año y vivir unas vacaciones “distintas”.
Quiero dar las gracias a Margarita y Elisa con “caminar” conmigo en la vida, y por compartir conmigo esta experiencia, sin ellas no habría sido lo mismo, habría sido genial, igualmente, pero distinto.
Ahora ya sabéis que nos queda ir a Finisterre, así que ya tenemos una excusa para volver a “caminar” juntas, para mi será un placer volver a compartir con vosotras…BUEN CAMINO