Pues llega final de año y como he hecho los meses de diciembre de los años anteriores toca hacer
repaso de todo lo vivido.
El 2020 será de esos años que nunca podremos olvidar,
pasarán los años y todos recordaremos que hacíamos ese 13 de Marzo cuando nos
dijeron que nos confinaban y todo lo que vino después.
Está claro que disfruto de una situación privilegiada, tengo
trabajo y ninguna de las personas que quiero se han visto afectadas directamente
por la enfermedad, así que no puedo quejarme para nada, pero además de esto, soy optimista por naturaleza, así que tengo una visión positiva de todo lo que ha ocurrido, porque la pandemia me
ha permitido parar y tomarme mi tiempo para pensar.
En primer lugar el confinamiento me ha dado
la oportunidad de descubrir y formarme en contenidos que no conocía o que pensaba que eran
complicados para mí. Eso me ha permitido tomar decisiones en mi trabajo, romper
con rutinas antiguas que ya estaban agotadas y plantearme nuevos retos con mi
alumnado. Como consecuencia de esto, el primer trimestre de curso ha sido muy intenso, agotador incluso,
pero lo estoy viviendo como uno de los años en los que más estoy disfrutando
como docente.
En segundo lugar, el confinamiento me ha permitido establecer nuevos contactos y
retomar otros con personas que hablan el mismo idioma que yo. Colegas que
pensamos que la vida puede ser diferente y mucho más ¿completa? ¿feliz? ¿placentera? ¿llena de bienestar? (cada uno que elija su opción) si nos atrevemos a mirarnos por dentro,
aceptarnos y a partir de ahí desarrollar nuestro propósito de vida. Estos meses
me han servido para pensar mucho sobre lo que quiero y lo que no quiero, sobre
las personas que me han acompañado y me han aportado bienestar emocional y las que no lo han hecho, sobre a quién
quiero dedicar mi tiempo y a quién ya le he dedicado el necesario y ahora es
momento de soltar lastre. La pandemia me ha dejado claro que el tiempo es finito y muy valioso para pederlo en tonterías y cosas que no me aportan nada.
Durante estos diez meses el mayor contacto y casi
único lo he tenido con mis padres. Desde los 18 años que me fui de casa no había
vuelto a pasar tanto tiempo con ellos. Por supuesto que esto tiene sus momentos
buenos y malos porque no es fácil adaptarse y menos en esta nueva situación, pero me lo
tomo como la oportunidad de pasar un tiempo con ellos en sus últimos años de
vida, que estoy segura que de otro modo no hubiese tenido.
A pesar de mi visión
positiva de este año también he tenido momentos de bajón relacionados
directamente con no poder compartir momentos y vida con mis amigos más cercanos,
esa familia que no puedo ver porque siempre estamos "perimetrados" (o las unas o
los otros), y con los que mantienes el contacto digital pero echas mucho de menos
el contacto físico. Ayer pensaba sobre esto y estoy convencida de que cuendo
vuelva a ver a muchos de ellos me voy hartar de llorar de emoción, porque
reconozco que ahora ya lo necesito.
A pesar de todo si tengo que valorar el 2020
le pongo un aprobado más que alto por todas las oportunidades que me ha traído.
Al 2021 le pido salud, calma, aceptación y poder tocar un poco más a las
personas que quiero. Quiero pensar que se viene un año lleno de oportunidades,
solo tengo que poner el foco en el lugar adecuado.
Por último agradecer a cada
uno de mis amigos cada llamada, cada wasap, cada zoom que hemos compartido, para
alguien que no tiene convivientes cada uno de esos contactos ha supuesto para mi
tanto como un abrazo o un beso. Ya queda menos para volver a sentirnos cara a
cara. Feliz 2021 para todos¡¡¡¡¡