Yo soy de una aldea, San Adriano de Lourenzá, y mi padre de pequeña me hacía ir al monte con él cuando tenía que hacer algo allí (rozar, mirar los "marcos"...) y a mí me horrorizaba, era una tarde de domingo aburrida, me manchaba, me cansaba, me hacía daño, había "silvas"... en fin, desde aquellas tardes no había vuelto a pisar un monte, hasta el domingo pasado y, o había cambiado el monte (no es el caso) o había cambiado yo (creo que esto es lo que ha ocurrido) porque me encantó.
1ªcarrera por el monte, 18 kms |
Pero empecemos por el principio, hace tres meses empecé a entrenar con un grupo de running donde me lo paso genial, desde los entrenadores (los Pedros y Felipe) hasta los compis (Virgi, Raquel, Balta, las Anas...) son todos encantadores y echamos una hora al día practicando deporte en compañía, que es mucho más agradable que hacerlo sola. Fue ahí donde oí por primera vez sobre ir a correr por el monte y la posibilidad de participar en alguna prueba de la CAMOVI (Carrera Montes de Viveiro), y lo que hace tres meses me parecía algo imposible ha pasado a convertirse en una posibilidad real.
Así que el domingo fiándome de lo que Raquel y Virginia me habían dicho: "te va a encantar", me fui a la primera "quedada" de la CAMOVI, a correr por primera vez por el monte, y la verdad es que acertaron, me gustó mucho.
La noche anterior no dormí bien pensando en lo que me encontraría, y acabada la primera experiencia he de decir que no fue nada como me lo había imaginado.
Me gustó pisar el monte a pesar de mancharme y mojarme, de no haber caminos ni pistas, del miedo a perderme, de haber "bichos" y sobre todo de haber muchas subidas y peores bajadas, corrí lo que pude, pero disfruté del sol, de los sonidos, del viento, del paisaje, de las maravillosas vistas, de no pensar, y si pensaba, lo hacía solo en cosas buenas, y de la buena compañía.
Al acabar la carrera, después de cuatro horas, tenía un subidón de adrenalina tan grande que no pude dejar de reírme durante todo el domingo y me costó dormir, esta vez por razones distintas a la noche anterior.
Así que sólo puedo dar las gracias a Raquel y Virginia por convencerme de que era posible y a Virginia por acompañarme toda la carrera para que no me perdiera (la próxima vez espero ir un poco más rápido para que no me tenga que esperar nadie)
Ha sido una experiencia que hasta ahora no había tenido y me alegro muchísimo de haberme atrevido a disfrutarla.
Eso sí el lunes y martes han sido "duros", he descubierto músculos que no sabía que tenía, pero ha merecido la pena.
Después de esto llamé a mi casa y le dije a mi padre que la próxima vez que quisiera ir al monte lo acompañaba sin problema.