No me había dado cuenta de que aún no había escrito ningún post sobre mi
trabajo, pero ayer en mi face escribía
sobre como me había divertido trabajando esta semana y mi amiga Marga me decía “que
bueno disfrutar trabajando”, así que creo que ya ha llegado ese momento.
Soy profe, he trabajado diez años
en Andalucía y ahora llevo cuatro cursos (ya¡¡¡ que rápido pasa el tiempo) en
un insti de Viveiro. Durante estos catorce años he visto profesionales de todo
tipo, es más, yo soy bastante “enfadona “ con todos aquellos compañeros que “no
hacen nada” , y es verdad que los hay, porque además la Administración Pública
no valora para nada a los profesionales que más se esfuerzan y trabajan, pero
mi post no va dedicado a los “que no hacen nada”, si no a todos aquellos (que
son la mayoría) de los que se habla menos y son los que gracias a ellos los
centros educativos funcionan y los alumnos consiguen una formación no sólo
académica sino también personal.
Oyes a los padres, a los alumnos y
a nuestro propio ministro criticar al profesorado por lo poco que trabajamos,
las vacaciones que tenemos, lo mucho que cobramos. Supongo que hablan de esa
manera porque no conocen el trabajo de los profesores que están involucrados al
cien por cien.
Durante todos estos años y desde
que he llegado a Viveiro he intentado involucrarme al máximo en todos los
proyectos que se llevan a cabo en mi insti, porque considero que tan importante
es que los alumnos reciban sus clases como que participen en excursiones y
actividades alternativas, y poco a poco he
ido participando en muchas de esas
actividades.
Estos dos últimos meses he disfrutado
más que nunca, por qué?
Pues en diciembre Merche, Emma y
Yo organizamos el festival de Navidad (muchos compis nos ayudaron con la logística
durante el día del evento), dos días de trabajo, con mucha improvisación, pero
que fue un éxito por lo que le gustó a todo el mundo y por lo que disfrutaron
todos los alumnos que participaron. Un subidón bestial de experiencia y autoestima
para los chavales. Y para mí ni os cuento, los alumnos también nos dan
lecciones a nosotros.
Esta semana he ido de excursión a
la nieve con los alumnos de tercero y mis compis de educación física, Marilu y
Fran, y ha sido una pasada. Los alumnos se han portado genial, y ver sus caras
de felicidad y lo
bien que se lo han pasado ha merecido la pena. Han sido
veinticuatro horas pendientes de ellos, pero ha sido divertidísimo, me he reído
como hacía tiempo. Y he aprendido de mis compañeros de viaje que ni os cuento.
La semana que viene voy con mis
alumnos ya mayores a visitar Currican (estuvimos en Inditex en Noviembre), una
empresa de conservas que hay en Xove, visita que a los alumnos les sirve tanto
como muchas de las clases que les damos diariamente.
Y así se pasan son los cursos, y
pasan un montón de chavales por nuestras manos, que el día de mañana puede que
no recuerden muchos de los conocimientos que le hemos impartido pero que
recordarán siempre lo que han sentido y como se lo han pasado en estas otras
actividades.
Así que quiero felicitar a “mis
compis de café” que son unos supercurrantes
y a los otros compañeros que curran cada día por sacar adelante estas actividades
sin recibir, ya no digo una retribución, sino el reconocimiento por parte del
resto de la comunidad educativa.
A partir de hoy no voy a prestar
atención a lo que otros “no hacen”, sólo me voy a fijar en lo que muchos “hacen”.
La felicidad se alcanza mirando lo bueno y positivo.