Bueno un verano más que termina, pero éste ha sido
FANTÁSTICO¡¡¡¡¡
Hay veranos más aburridos, más normales y luego
están los que recuerdas para siempre. Cada
uno de estos lo son por una razón, y éste lo será por ser el verano en el que nació Bruno, mi
primer sobri, que me tiene loca (y eso que no lo tengo cerca), y solamente esto
ya lo hace maravilloso sin necesidad de nada más. Pero es que encima ha venido
acompañado de momentos inolvidables, por eso no he podido resistirme a escribir
este post.
Este verano del 2015 empezó con mi viaje a Berlín
con Mon y Eli, queda ya tan lejos… y me da pena, porque lo pasamos tan bien. Ir
a Berlín es como entrar a formar parte de una historia muy reciente, todo lo
has visto en alguna película, documental…. Visitar un bunker, tocar el muro,
ver la Puerta de Brandenburgo, visitar el estadio olímpico… Fue una semana
maravillosa acompañada de buen clima, buena comida, una casa espectacular y la
mejor de las compañías. Berlín es un imprescindible en los viajes, a la altura
de Londres, Lisboa o Estambul.
Después de abandonar Berlín con mucha pena y
prometiendo volver, llegó mi amiga Marga y nos fuimos a hacer el Epílogo del
Camino de Santiago (Santiago-Finisterre).
Vino también su amiga Amelia. Caminar con ellas ha sido un placer,
porque me acercan a esa parte “zen”, “alternativa” y “espiritual” con la que
pocas veces contacto, pero que me sienta bien y me hace mejor. Caminamos con sol, lluvia,
niebla, pero siempre con risas… eso sí
tenemos que repetir porque el australiano no apareció y en Finisterre había
demasiada niebla, por lo que básicamente peregrinamos directamente para cenar
en Tira do Cordel, pero debemos repetir para poder disfrutar del paisaje
fantástico que se escondía detrás de tanta niebla.
Después como cada año me fui a Cambados, al Albariño, a disfrutar de lo que es casi “mi segunda familia” porque hace
veinticuatro años que fui por primera vez, y ahí seguimos Maysy, Ana, Pili,
Norma, Anxela, Jesús y demás allegados celebrando la comida de cada viernes y disfrutando de cada domingo. Esta año me ha encantado que viniera mi amiga de Ana, gracias por dedicarnos uno de diez.
Una vez despedido un Albariño más, me fui a la
Maruxaina a San Cibrao. Hacía años que no iba, por lo menos diez, pero mi amigo
Barcia nos había preparado un día fantástico, con sus vinitos, su comida en la
playa, cena en su casa, buena compañía y
ganas de disfrutar. No se puede pedir más, bueno sí salir en un reportaje de
fiestas de Galicia de la TVG (Ay dios que eso también pasó¡¡¡¡)
Recuperada de esa gran fiesta nos quedaba otra
importante, la comunión de Ro. Otra de esas maravillosas fiestas que organiza
mi amiga Maysy y a la que tiene la generosidad de invitarme siempre. Todas han
sido inolvidables y ésta no podía ser menos. Buena comida, buenos amigos,
buenas fotos, buena música y siempre el “Ojalá” como final.
De vuelta de la comunión llegaron mis amigas Clara
y María José desde Huelva. Volver a verlas siempre es genial. Ellas son las dos
primeras personas que conocí al llegar a Huelva, y que me hicieron sentir como
en casa, así que cuando ellas vienen por aquí yo las trato como en cualquier
casa gallega, es decir, que coman mucho, que beban mucho, y que les gusten
mucho los paisajes. Así que todo el viaje se redujo a percebes, albariño, pulpo,
ribeiro, empanada, mencía, zamburiñas, albariño, berberechos, ribeiro, ternera,
mencía, San Andrés de Teixido, Santiago, Mondoñedo, Ribadeo, Viveiro y playas…
durante cinco días, porque los otros dos se vinieron conmigo a Bilbao a conocer
a mi sobri. Nunca, nunca olvidaré lo generosas que fueron pasando de Galicia
dos días para que yo pudiese conocer a mi sobri lo antes posible.
Y llegó BRUNO (con mayúsculas¡¡¡¡)… y de repente
llega una felicidad inmensa, que ya me habían avisado que ocurriría, pero que
hasta que no lo vives no lo entiendes.
Bruno es tan guapo, tan listo, tan todo¡¡¡¡ que va
a decir su tía. Solo deseo para él amor y felicidad y yo haré todo lo que esté
en mi mano para que así sea.
Y se acaba el verano… pero no me olvido de la
churrascada en casa de "los Rayis", la ruta con "los Ballesteros-Santamariña" y "los Rayis" al Sor (una zona preciosa y que tras cuatro años en Viveiro por fin he
descubierto), el día con Mariola y Goyi como siempre con mucha positividad y
risas, mi semana de “tía” con Ro, Paula y Nico, mi disfrute de “Area – Los Hamptons”
gracias a la generosidad de Marta y Juan y la visita de Mer, Sasson, Cesareo,
Rodrigo, Alba y María (un día de playa-picnic que ni planificado hubiese salido
tan bien).
Me ha faltado de ver a mucha gente por falta de
tiempo,imposibilidad de cuadrar agendas u otras causas pero a todos os espero en mi casa de Viveiro o prometo
visita a donde os encontréis.
Además quedan muchos veranos y me conformo con que sean
la mitad de buenos que este del 2015 que se termina y que jamás olvidaré.